"Veo a la gente, la he seguido, he reído con ella, la he visto morir a tiros a media calle y a pleno día, junto a mí; dormí con ella en los quicios de las puertas o en el andén de la estación del tren. En mi tierra voy con mi pueblo a danzar el "torito", o ataviado con plumas de "conchero", envuelto en el humo del copal, sigo al Cristo de las tres caídas. Marché ante Cárdenas en el Zócalo cuando expropiamos el petróleo y cambié golpes con los "dorados" fascistas en esa misma plaza mayor. Mi pincel se empapó con sangre o con risa al dibujar… con los pies en la tierra."José Chávez Morado (1909 - 2002)
Quisiera hacer un homenaje al gran maestro José Chávez Morado a quien tuve el honor de conocer antes de su muerte, en el 2001. Fue un gran pintor, ser humano y un hombre digno de reconocimiento.
Chávez Morado fue parte de la generación de artistas marcados por los empiezos sociales de la Revolución mexicana de 1910.
Nació en 1909, 1 año antes de que explotara la disputa civil y vivió en su ciudad natal Silao (en Guanajuato) una infancia relativamente excluida de la guerra. Fue muy trabajador desde joven, primero trabajó en la Compañía de Luz (trabajo que perdió por caricaturizar a su jefe) y luego trabajó en la Estación de Ferrocarril de Silao.
A los dieciséis años se fue en búsqueda de la aventura. Llevaba consigo tan sólo la ropa que traía puesta y partió hacia los Estados Unidos, como tantos hombres, en búsqueda de una mejor vida.
Estando allá se convirtió en trabajador en las granjas de cítricos de California, viajó al norte y trabajó en la pesca de salmón en Alaska.
Durante su visita en el suroeste del país tomó sus primeras clases de pintura. También conoció y vio trabajar a José Clemente Orozco, quien en aquel entonces estaba pintando un mural en el Pomona College de Claremont.
Así, antes de regresar a México, el joven José había encontrado sus dos pasiones importantes en la vida: su don artístico y la solidaridad que sentía con los trabajadores.
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